Te extraño desesperadamente
Lo que nunca se tiene es lo más difícil de olvidar
Y tus manos tan fugaces,
tus besos tan robados
y tu cuerpo compartido
son los elementos que componen mi locura
Déjalo todo, quédate conmigo
Hagamos del mundo un sitio donde escondernos
Pero que no llegue la mañana
Porque es el momento en que me cortas las alas.
El milagro, el ser
La estrategia, el parecer
Vos y yo, fundidos en algo que no llegó a cuajar
Porque batí mis alas y no hubo viento que las moviera
Porque a pesar de tratar, no era el momento, no en este tiempo
Que más da si intento llorar y no me salen lágrimas
Te las quedo debiendo porque no fui lo suficientemente fuerte
Y te pido disculpas por no permitir que me alcanzaras
En el fondo sabes que hubiese sido un error, de esos que no se pagan ni con toda la vida
Por eso te libero antes de que nos hagamos más daño
Antes de que me odies por fingir y yo espere a que te duermas para poder respirar tranquila
Guardemos el recuerdo de algo grato, de coincidir en el umbral de nuestra existencia.
Esto es algo a lo que yo lo llamo “La Hipótesis del Amor Caótico y el Amor Verdadero”, que son los dos tipos de amor que en esta vida casi todos en algún momento experimentamos.
El Amor Caótico es un amor desesperado, que se alimenta de la ausencia y se mantiene por lo maravilloso de lo imposible. Es un amor que lleva al ser a traspasar sus límites, a transgredir las normas y en sus momentos más vibrantes hace que la persona deje a un lado todo, desde la moral, la ética y los valores, hasta el amor por sí mismo. Es un amor basado en la carencia de un futuro, por lo que aprovecha los instantes en que aparece porque sabe que esta puede ser la última vez. Se tiende a idealizar a la persona como perfecta, a pesar de que el corazón, en el fondo, sabe que eso no es verdad. Es un amor masoquista.
El Amor Verdadero es puro, cuesta reconocerlo aunque se tenga de frente y lo traiciona el miedo al error y al sufrimiento, muchas veces consecuencia de haber experimentado un Amor Caótico. Pero cuando llega es inevitable. Crea una marca en el alma que no alcanza la vida entera para quitarla. Pero es una marca buena. Tiende a confundirse con el Amor Caótico, pero el Amor Verdadero es correspondido y por lo tanto real.
Por el Amor Caótico se abandona todo. Pero por el Amor Verdadero se abandona al Amor Caótico, y esa es, de hecho, la mejor manera de reconocerlo: estar dispuestos a dejar algo que nos hace inmensamente felices e increíblemente desdichados a la vez, por algo que sabemos que nos dará una alegría mucho mayor.
Y digo que esta es una hipótesis y no una teoría, porque las teorías deben ser comprobadas. Y no he podido comprobarla en mi propia piel más que con el Amor Caótico.
